En lo personal era un juego, pero no deseaba que me lo tomase a mal era mejor ir paso a paso. —Descuida, mi madre me crío bien para no faltar el respeto a una dama, tampoco pretendo hacerlo no me gustan los problemas o peleas innecesarias, claro ¿y a que te refieres con castigo?, ¿pensaras pegarme con tus delicadas manos?, creo que el vendedor no te ha dicho que la raza que poseo aguanta el trato duro, nos gustan los golpes ya que somos una clase guerrera. —Le dije sin mucho rodeo, igual cuanto sería, ¿una cachetada o quizás dos?, no sabía al final era una chica que no podía prever lo que estaba pensando, parecía muy audaz como lo es mi madre.

—Intenta hablar en chino, entiendo varios idiomas. — Le hice saber por si realmente pensaba que era como todos los chicos, tal vez unos idiotas solo queriendo copular al oler a una mujer, o como vulgarmente pensé un hoyo.
—Me parece bien, supongo que quieres que te ayude en las compras, solo pido una canastilla de fresas para mí, si no sabes cocinar yo me puedo encargar en la noche. — Era bueno que supiera ese detalle, esperaba que no lo sintiera como que quisiera impresionarla o hacerme el creído ya que tenía que ver por mí mismo al igual que mi madre.

—Entonces quiero saber algo, es importante para mí. — Hice una pausa viendo el emblema a un lado de su traje, decía Pilaf team a lo cual hice algo de memoria porque el nombre lo había escuchado de alguien. —Entonces si eres mi ama, ¿es como si fueses mi novia?, nunca tuve una tal vez debería informar a mi madre. — Solté el emblema al recordar de dónde provenía.  —Entonces mi ama a servido al “emperador y soberano Pilaf a lado de una fiel mascota llamada Shuu”. — Era todo lo que necesitaba saber antes de irnos a comer, esperaba que no me mandase a volar o una de dos decirme que regresara por mí a la tienda.

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Me senté de modo cuidadoso en aquel tipo cojín del restaurant, me era más cómodo mantener una posición tal como si meditara, miraba de arriba abajo el menú que por lo menos era a bajo precio, daba por seguro que la chica no sabía que mi raza era muy glotona a lo cual me le quede viendo antes de pedir. —Me respondiste a media, bien te voy a mencionar algo, ¿estas segura que lo que vaya a querer?, los de mi raza comemos 30 porciones día con día para mantenernos en forma, segundo el dinero todo lo compra así que puedes jugar a ello si lo deseas, conste que no te lo estoy diciendo arrogante, tercero…No contestaste lo de sobre mis castigos, en donde estaba encerrado no me daban mucho de comer creo que adelgacé 2 kilos, entonces si le debes algo a ese amo Pilaf, ¿es tu pareja o amante? —


Repuse antes de escuchar que el mesero que venía. —¿Disculpe tiene bufete?. — Le pregunte al escuchar que dijo que si pedí varios kilos de carne, hongos y a lo que era algún tipo de ensalada, con varios platos de arroz y un tazón de ramen, también había pedido un té de menta.

—Mi madre me hablo del equipo Pilaf, un pequeño sujeto azul tratando de dominar el mundo, una ingeniera en robótica militar y un perro que recolectaban las esferas cada cierto tiempo para rejuvenecerse, en esa época mi madre era joven, ¿entonces tu eres aquella chica?, si es así fiuu. — Dejé salir un sonido sorprendido porque tenía facciones muy hermosas, ojos grandes al igual que llenos de vida, cabellera negra que cualquier modelo deseaba, su porte no se quedaba atrás.

—Y dime…¿Para qué te soy bueno?, ¿o que deseas de al adquirirme?. — No iba a bajar la guardia ante que fuese mi ama, deseaba saber su propósito, ¿deseaba que le ayudase a Pilaf?, realmente no me iba a ser de mucho beneficio reunir aquellas esferas para beneficios inútiles, o hacer alguno que otro invento para ellos.
Mientras me respondía comencé a comer la ensalada que me habían dado como entrada, algo era algo para comenzar tampoco me podía quejar.

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Escuchaba lo que tenía que decir al respecto sobre la jaula o mis castigos futuros, me puse la mano en la barbilla pues creo que no tenía idea que yo tenía buena actitud para ir a una simple pet shop, pero la dejaba proseguir ante sus pensamientos. —Puedo aguantar varios días sin comida, claro si no mal gasto mi energía haciendo cosas tontas o ayudando a cosas sin beneficio, sé que es vivir casi comiendo la mitad de un mísero atún o comida enlatada, por ello me daría igual un castigo si lo veo injusto pero si se debe implicar a personas inocentes debo decirte que no lo perdonaría, tampoco perdono a gente que levanta la mano ante aquellos que quieren tener un mejor futuro. —


De todas formas podría salir y buscar comida, el lugar no era como en tiempos de los dinosaurios que tenías que cazar, aquí podías trabajar un poco por un simple pan que te llenaba bien, pero mi ceja se elevó ante lo dicho del amor.   —No sé si enamorarme, hay muchos factores por lo cual no lo hice, una es por qué quiero ser más fuerte que una persona, el bienestar económico ya que sin ello no soy nadie, creo que tu si tienes todo eso para pedir una pareja y enamorarte, yo no, supongo que dependo de ti. —

Echaba la carne a la parrilla antes de seguir, siempre me pausaba un poco por si la contraria deseaba decirme algo, o algo así. —Que simple, bueno no me desagrada ser un simple amo de casa y servir de compañía, me gusta hacer la comida siempre fui muy de hacer eso cuando podía, o reparar cosas…Pero debo suponer que no vas a necesitar mucho de esa habilidad, solo lo que me queda es entrenar una vez terminadas mis actividades, lo siento eso no lo podre dejar. — Entre tantas cosas, se me estaba ocurriendo hacer un tipo de cámara de gravedad o inventar un tipo de habitación del tiempo como la que estaba en el templo de Kami sama, ahora que estaba destruido no era simple, me quedaba muy pensativo ante la siguientes acciones que debía tomar y si ahora mi nueva ama me dejaría hacer esas cosas tan simples, aunque dudaba que se interpusiera es decir nunca había sido de estar con una mujer pero a ellas les gustaban los hombres con buenos cuerpos.

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